Lóbulos del cerebro
El
cerebro se puede dividir en cuatro lóbulos:
El lóbulo parietal: Es la parte del cerebro que regula los datos recibidos a partir de estímulos del sentido del tacto, por ejemplo, la percepción del dolor, una caricia agradable o la sensación de frío.
El lóbulo frontal: Es la parte del cerebro que más diferencia al ser humano como ser racional del resto de seres. El lóbulo frontal regular la memoria funcional y el lenguaje. Es la parte del cerebro que trabaja a partir del pensamiento consciente.
El lóbulo occipital: Es la parte del cerebro que procesa los datos visuales puesto que allí se localiza la corteza visual. Por esta razón, gracias a esta información podemos comprender el medio que nos rodea.
El lóbulo temporal: Es la parte encargada de percibir y reconocer los estímulos auditivos y los vinculados a la memoria. Este lóbulo está distribuido en los laterales de nuestra cabeza (a la altura de las orejas aproximadamente)
Sistema límbico: la parte emocional del cerebro
¿Qué es el sistema límbico y cómo funciona esta región del cerebro?
El sistema
límbico es una de las redes de neuronas más interesantes e importantes a
la hora de estudiar el comportamiento humano, ya que es una de las partes
del cerebro con un papel más relevante en la aparición de los estados de
ánimo.
Es por
eso que a veces es llamado "el cerebro emocional". Pero... ¿qué es
exactamente el sistema límbico y cuáles son sus funciones?
¿Qué es
el sistema límbico?
El
sistema límbico es un conjunto de estructuras del encéfalo con límites difusos
que están especialmente conectadas entre sí y cuya función tiene que ver con la
aparición de los estados emocionales o con aquello que puede entenderse por
"instintos", si usamos este concepto en su sentido más amplio. El miedo,
la felicidad o la rabia, así como todos los estados emocionales
llenos de matices, tienen su principal base neurológica en esta red de
neuronas.
Así pues,
en el centro de la utilidad del sistema límbico están las emociones,
aquello que vinculamos con lo irracional. Sin embargo, las consecuencias de lo
que ocurre en el sistema límbico afectan a muchos procesos que, teóricamente,
no tenemos por qué asociar con la cara emotiva del ser humano, como la
memorización y el aprendizaje.
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